Mil millones de usuarios de 5G en 2023, más de la mitad, en China

Una reflexión sobre lo que esto significa…

En los años 80, le preguntaron a un respetado ingeniero de telecomunicaciones para qué pensaba que iban a poder utilizarse los, por aquel entonces, emergentes ISDN. Con mucha confianza, respondió: ‘Videoconferencias’. ¿Y el fantástico ancho de banda que apareció con los móviles 2G? Él y todo el mundo pensó, de nuevo, en videoconferencias, al igual que con el 3G y el 4G.

Pero no fue así. Ericsson calcula que para 2022 el vídeo supondrá un 75 % del tráfico de datos móviles gracias a la descarga de películas y al uso de las redes sociales.

Un uso distinto del esperado

La verdad es que, tanto antes como ahora, cada vez que se crea una red más rápida, pronto le siguen las aplicaciones. Sin embargo, puede que no sean las aplicaciones para las que en un principio se desarrolló la red. Esto es muy importante en un mundo dedicado a las ventas donde nadie crea productos sin conocer su demanda concreta.

En el sector audiovisual, hay un debate frecuente sobre cómo se podría utilizar el 5G cuando llegue (que llegará) y es justo decir que resulta complicado encontrar su verdadero objetivo. La baja latencia del 5G podría permitir que las pantallas digitales globales de publicidad exterior (DOOH) reconocieran un teléfono, emitieran vídeos y mostraran publicidad en vídeo en función de los perfiles en las redes sociales, además de enviar mensajes altamente personalizados. No obstante, una vez que los problemas de seguridad relacionados con el uso de una red de radio se resuelvan, la conectividad ya no requerirá cables ni infraestructura, tan solo una sencilla instalación.

Pero estos son beneficios marginales y los gobiernos de todo el mundo no están invirtiendo miles de millones en la promoción del 5G para obtener beneficios marginales. China, por ejemplo, es conocida como el líder en 5G (lo que significa que las autoridades consideran que es una buena idea), a pesar de su economía centralizada.

Fotos de tu comida

Entonces, ¿qué está pasando y qué saben ellos que nosotros no sepamos? La respuesta podría ser el concepto de demanda latente. Normalmente, hace referencia a la demanda de un producto o servicio que los clientes no pueden consumir porque no se lo pueden permitir, pero una vez que baja su precio aparece la demanda latente. No obstante, la demanda latente también es importante en el caso de los servicios que aún no conocemos. Por ejemplo, algunos no sabíamos que queríamos compartir imágenes de nuestra comida hasta que Instagram nos descubrió esa demanda latente.

Lo que va a conseguir el 5G, y los gobiernos de todo el mundo así lo consideran, es desatar una gran demanda latente en los consumidores, las empresas, y, cómo no, en la industria audiovisual. Las consecuencias de esta demanda no se podrán predecir hasta que se descorche la botella, pero si tomamos el pasado como referencia, deberíamos saber que no será nada de lo que hacemos ahora, aunque sí algo mejor.

¿Cuál es el siguiente paso?

En Christie tenemos varias ideas sobre qué podría ser y estamos trabajando en ellas. Algunas de estas ideas funcionarán y otras no, pero, de lo que estamos seguros, es de que el 5G marcará la diferencia.

El simple hecho de que sea capaz de reproducir vídeos de alta calidad con una baja latencia en un móvil significa que no solo los sistemas audiovisuales profesionales forman parte de la revolución por primera vez, sino que son su epicentro.