En realidad, ninguna habilidad deja de ser indispensable.

Si no, que le pregunten un comercial

Es una pregunta que los aficionados al deporte se preguntan a menudo. ¿De verdad (insertar el nombre de un ídolo de infancia) era tan bueno como (mencionar a un fuera de serie de la actualidad)?

Es el tipo de debate que nunca acaba a medida que se piden rondas de cerveza, pero cuya respuesta final nunca queda lo suficientemente clara. Todas las áreas de la actividad humana evolucionan, y se suele hacer de menos a algunas habilidades anteriormente indispensables y que ahora ya no parecen necesarias. Pero ¿la demanda de nuevas habilidades de verdad hace que las anteriores se conviertan en irrelevantes?

Nuevas tecnologías, mismas habilidades

Daniel Kaminski lleva unos cuantos años en el sector; los suficientes como para haber vivido alguna analogía digital del ejemplo anterior y de haberse peleado una y otra vez con los límites que el sector impone en este sentido. Eso sí, esta autoridad de Pandoras Box, propietario de DK-Production GmbH, y una voz muy importante del foro de usuarios de Pandoras Box, no tiene ningún tipo de duda de que las habilidades que considera esenciales para un buen equipo de trabajo no han cambiado tanto.

“Nunca hemos trabajado solos, sino que siempre lo hemos hecho con otras personas y, para mí, a lo largo de los años, las habilidades interpersonales se han convertido en algo mucho más importante que las habilidades técnicas. Por supuesto que hace falta un nivel de conocimiento tecnológico mínimo, pero, si tienes unas buenas habilidades interpersonales, yo te puedo enseñar el resto”.

¿Y cuáles son esas habilidades interpersonales a las que se refiere? Pues resulta que son las mismas que siempre.

“Las habilidades interpersonales siempre han definido cómo las personas se van a comportar en el trabajo y durante el espectáculo. Si alguien está atento a sus responsabilidades y a las de sus compañeros, un trabajo muy complicado siempre parecerá más fácil. Si estas habilidades no están presentes, cualquier tarea sin importancia se convierte en una batalla. En un espectáculo, todo es responsabilidad de todos”.

Para que todo salga bien, todo el mundo tiene que ser capaz de asumir la responsabilidad del espectáculo en su totalidad. Daniel afirma que es esencial trazar un plan, no porque estos sean infalibles, sino porque significan que tienes cierto margen de maniobra si sucede algo inesperado, algo que ciertamente se producirá.

Historias de desastres

Al igual que la mayoría de las personas que han trabajado en espectáculos con equipos de trabajo, conoce un montón de historias de barra de bar sobre desastres que se han producido en ellos, como la de los chicos de los perritos calientes que montaron su puesto sobre un cable de fibra de 12 canales, que acabó estropeado justo antes de que empezara el show. O la del conmutador de video situado bajo el escenario que acabó empapado de un líquido inidentificable procedente de algún lugar que prefirieron no investigar, y que tuvieron que abrir, limpiar a conciencia y volver a montar mientras el espectáculo continuaba. Como dice la canción, the show must go on.

Compartir historias como estas, triunfos inesperados tras situaciones desastrosas, forma parte del pegamento que une a estos equipos de trabajo. Pero, como Daniel señala, si no hubieran tenido un plan (y también un plan de emergencia) no hubiera habido ni triunfos, ni historias que contar, ni nada.

Hacer que el cacharro funcione

Dice que, aunque cada vez hay más tecnología aplicable en el sector y muchos tipos de técnicos diferentes que hacen que todos estos cacharros funcionen, son las viejas habilidades y actitudes lo que sigue siendo lo más importante para él. Cuando elige a un equipo, sus integrantes tienen que saber lo que tienen que hacer, por supuesto, pero también deben tener la habilidad de mantener la calma cuando el reloj aprieta y de hacer que las cosas más complejas sigan funcionando cuando se desata el caos.

Siempre se producirán cambios, y el trabajo de Christie es que cada vez sean mejores, pero también se necesita cierta continuidad. Habilidades fundamentales como la colaboración, la organización y la creatividad no pueden hacerse de menos en favor de la tecnología. Al contrario, lo que necesitamos es que cada vez sean más importantes.