Kent MOMI
Una ciudad costera del Reino Unido mantiene viva la llama
No es el Lido de Venecia ni la playa mediterránea de Cannes; aquí es más probable ver la lluvia plomiza arrastrada por las aguas del Canal de la Mancha que estrellas procedentes de Hollywood. Sin embargo, Deal, una pequeña localidad costera de Kent (Inglaterra), alberga uno de los más notables repositorios de la historia del cine, dirigido por dos de los más entusiastas (y algunos dirían que más importantes) coleccionistas de objetos cinematográficos.
El Kent Museum of the Moving Image (MOMI) es una idea de Joss Marsh y su marido, David Francis OBE. Ambos tienen una notable trayectoria. David fue conservador del National Film and Television Archive de Reino Unido antes de convertirse en jefe de la División de Cine, Radiodifusión y Sonido Grabado de la Biblioteca del Congreso en Washington, DC. Joss es una respetada académica del cine por derecho propio e hija del célebre diseñador de producción Terrence Marsh. El museo Kent MOMI es el resultado de más de 50 años de coleccionismo que comenzaron, para Joss, con una hoguera.
Prender la pasión
«Un día, mi padre estaba haciendo limpieza y descubrí que se había deshecho de sus dibujos originales para Lawrence de Arabia, Doctor Zhivago y Oliver. Los tiró todos a una hoguera porque tenía que hacer sitio en el garaje y pensó que nadie los querría», explica. «Desde ese momento, me impuse una misión, porque este material es una prueba importante de una forma de arte importante. Me empecé a interesar por los archivos e incluso acabé casándome con un archivero».
Joss describe a su marido como el hombre que probablemente más ha hecho por preservar el patrimonio cinematográfico mundial. «Aunque nunca lo reconocerá, porque es demasiado modesto», afirma, y añade que su importancia no radica solo en los miles de objetos que ha acumulado y las instituciones que ha ayudado a crear, sino en la intensidad de su entusiasmo.
«Cuando David se incorporó al Archivo Nacional de Cine del Reino Unido (ahora Archivo Nacional del BFI), apenas existía interés por todo lo que había sucedido antes del nacimiento del cine: los 250 años anteriores de imágenes proyectadas estaban totalmente ignorados», explica. «Así que empezó a coleccionar, incluso trepando por los contenedores. Así es como ahora tenemos 20.000 diapositivas de linterna mágica, que pueden proyectarse en el Kent MOMI».
Trabajo pionero
Tanto Joss como David han contribuido a crear un registro cinematográfico y precinematográfico coherente de imágenes en movimiento. Incluso instituciones como el Museo de la Academia de Cine de Los Ángeles, equipado con Christie, se inspiran, en cierta medida, en su trabajo pionero. Un trabajo que no tiene visos de detenerse a pesar de que David ha cumplido 90 años.
Este pequeño museo de la costa inglesa, gestionado íntegramente por personas voluntarias y sostenido por el entusiasmo de la población local, podría considerarse un mero pasatiempo, pero no lo es. Es la muestra perfecta de un eterno entusiasmo por las imágenes en movimiento y del deseo de conservar y transmitir esa historia. Es obvio que el padre de Joss y su hoguera estaban maravillosamente equivocados. Joss comprendió enseguida que a la gente le interesan estas «cosas».
«Nuestra colección de investigación tiene una trascendencia internacional, aunque gran parte de ella aún es invisible», explica. «Darla a conocer es lo que nos impulsa ahora. Existe una necesidad urgente de digitalizar y crear una colección que se pueda consultar, para que la gente sepa dónde encontrarnos».
Es evidente que la hoguera que prendió su padre ha preservado mucho más de lo que nunca destruyó.