El extraño mundo de las películas navideñas
No todo va a ser villancicos y turrón
¿Por qué son tan siniestras las pelis navideñas?
Todos los países tienen sus películas navideñas favoritas. Les pasa como a los encuentros de familia y a los atracones navideños: puede que las detestemos, que no sean para tanto; puede que nadie entienda el porqué de su popularidad, pero ahí están. Y si de repente un año faltaran a su cita las echaríamos de menos. Recorremos con usted la lista de candidatos a la película navideña más siniestra…
No tan alegres como cabría imaginar
Bien pensado, los argumentos de esas películas que tanto nos emocionan no parecen ir muy en consonancia con el espíritu navideño: una historia de delincuencia infantil en los barrios bajos de Londres, otra de ruina económica durante la Gran Depresión, una cena a la que ninguna da las personas invitadas se presenta porque están todas muertas… Por alguna razón, las películas que elegimos ver en Navidad no son precisamente alegres y festivas. Se trata de filmes oscuros —a veces muy oscuros— y con trasfondos bastante inquietantes.
En el Reino Unido Oliver llega con la regularidad del Christmas Pudding. Basada en un clásico de Dickens y con una banda sonora que incluye algunas de las mejores canciones de Lionel Bart, su historia de esclavitud infantil y de violencia doméstica hace que la película sea cualquier cosa menos festiva. En Norteamérica Qué bello es vivir bate récords de popularidad. De acuerdo: la película de Capra es un clásico de la comedia, ¡pero la trama gira en torno al suicidio inminente de Jimmy Stewart!
¿La menos navideña de todas?
Pero si tuviéramos que dar un premio al filme navideño más insólito la ganadora seguramente sería Der 90. Geburtstag [Dinner for one], el plato cinematográfico favorito de los espectadores alemanes. Se trata de una toma única de apenas veinte minutos, en blanco y negro y en inglés, creada para la televisión, sobre una anciana de noventa años que para celebrar su cumpleaños obliga al mayordomo a representar el papel de diversos amigos ya fallecidos de su señora, que a cada brindis se emborracha un poquito más. La película figura en el Libro Guinness de los Récords como uno de los espacios más repetidos en televisión, simplemente porque casi la mitad de la población alemana lo ve el día de Año Nuevo. Un remake de 2004 fue candidato a la Rose d’Or.
“Adonde fueres haz lo que vieres”, así que si la Navidad nos sorprende en Rusia lo mejor será hacer como los rusos y unirnos a la odisea del héroe de La ironía del destino. Tras una fatídica francachela con sus amigos, el protagonista acaba perdido en Leningrado, y no con su prometida, con quien se suponía debía pasar la noche, sino con otra mujer a la que, probablemente, cuando pase la resaca, acabará amando…
Cinepanettone. Cocina italiana para Navidades.
Menos etílico pero igual de extraño es lo que se conoce como ‘Cinepanettone’, un estilo cinematográfico consistente en comedias almibaradas para consumo exclusivo del mercado italiano. Producidas cada año por docenas, ninguna destaca en el favor del público sobre las demás. El formato cambia muy poco, pero filmes como Vacanze di Natale o Natale sul Nilo son habituales de la Navidad italiana. Se dice que no es raro que el estreno de los grandes éxitos de taquilla de Hollywood se aplace para que los italianos puedan degustar antes su cinepanettone.
Mientras, en España…
Para algunos, la vida en la España a comienzos de los años sesenta no era un camino de rosas. En Plácido, la familia del protagonista es tan pobre que vive en unos baños públicos. Plácido vive con la amenaza de que le requisen su motocarro si no paga la letra… Una comedia negra, negrísima, pero todo un clásico de la Navidad televisiva española.
Unas opciones chocantes
Por raro que parezca, todas esas películas emocionan al público de sus países, que las contempla con cariño. Quizás la explicación haya que buscarla en que, aunque sus tramas suelan pecar de siniestras y oscuras, cuentan historias universales de redención y de superación frente a la adversidad.
Entrañables, inofensivas, han logrado convertirse en una tradición transmitida de generación en generación. Y si observamos el género como tal, vemos con sorpresa que los países no son tan distintos a la hora de elegir sus películas navideñas favoritas. En Navidad todos queremos un final feliz, aunque para llegar a él haya que atravesar un trayecto insólito y no precisamente festivo.
Los grandes estudios son conscientes de ello. Saben que los grandes estrenos navideños no sólo compiten entre sí: también con el peso de la tradición y los rituales de las comidas familiares. Quieren que sus producciones alcancen ese estatus de “película navideña de culto” que les garantice ingresos constantes durante años y años. Pero también saben que, para lograrlo, tienen que hacernos sentir por dentro un escalofrío, aunque sea ligero.