¿Puede haber cine sin salas de cine?
Un vídeo mapping permanente en la fachada del TCL Chinese Theatre confirma el eterno atractivo del cine
Christie acaba de finalizar un encargo de vídeo mapping permanente para el TCL Chinese Theatre, el famoso “Teatro Chino” del Hollywood Boulevard de Los Ángeles, una ciudad que conoce como pocas la naturaleza voluble de la fama.
Ahí, delante del TCL Chinese Theatre (antes conocido como Grauman’s), es donde se encuentran las famosas huellas de las manos de grandes del celuloide. Esas huellas —entre las que se encuentran las de las pezuñas de Lassie y hasta la de la varita mágica de Harry Potter—atrapan en las losas del pavimento algo de la magia de la pantalla y nos llevan a la pregunta del millón: ¿Puede haber cine sin salas de cine?
Un ancla para nuestros sueños
Hoy, cuando es posible contemplar taquillazos en un smartphone de 375 por 559 píxeles, ¿hace de verdad falta recurrir a algo fijo y material para anclar nuestros sueños? ¿Pueden esas huellas en el cemento evitar que la magia se evapore?
Asistimos en nuestros días a un acalorado debate técnico sobre si las salas de cine son el único lugar donde ver las películas en todo su esplendor y tal y como sus creadores las concibieron (algo que, por otra parte, nadie duda). Seguramente, el argumento fundamental en apoyo de esa tesis radica en nuestro vínculo emocional con la sala de cine y en la sensación espacial que otorgan a la contemplación de las películas. Seguimos yendo al cine porque nos gusta IR al cine (subrayamos ese hecho de “ir” al cine, de acudir físicamente a la sala).
Corremos el riesgo de olvidar algo que los fundadores del Grauman’s sabían instintivamente: ellos construyeron un palacio del cine decorado con motivos chinescos porque eso ayudaba a convertir la asistencia a la sala en un acontecimiento, fuera cual fuese la película que se proyectara. La gente se ponía sus mejores galas para ir a Grauman’s. El cine era un sitio especial, y eso hacía que el espectador se sintiera, también, especial.
Christie 360 Experiential Studios
Ahora, en estrecha colaboración con TCL Chinese Theatre, Christie 360 Experiential Studios, creadores de la estrategia digital y de contenido de la marca, han puesto al día esa sensación de acontecimiento. Usando proyectores Christie Boxer 3DLP con resoluciones 2K y 4K y control de show y procesamiento de vídeo en tiempo real Christie Pandoras Box y Christie Twist para fundir armoniosamente los bordes de las múltiples imágenes curvadas, la famosa fachada del cine —una joya de la arquitectura— se ha transformado en un enorme lienzo.
Imágenes de las famosas huellas de las manos se pasean ahora por la fachada, animaciones de gigantescos dragones chinos rugen y se retuercen por su superficie y fragmentos de películas que en su día se proyectaron en su pantalla, como Metrópolis, Ciudadano Kane o Lo que el viento se llevó, cobran nueva la vida. No estamos ante un espectacular evento puntual: se trata de un display permanente, visible por todos los viandantes, que proclama con orgullo: ‘Contempla la magia que tiene lugar en este edificio, en este cine. Y ahora intenta vivirla con tu smartphone. ¡A ver si puedes!
Un fenómeno imparable
Naturalmente, debemos resaltar que esa misma magia, esa emoción del cine de entonces, tiene lugar hoy, todos los días, en salas del mundo entero: en multicines de las afueras de las ciudades o en cines de arte y ensayo o comerciales de una única sala. La pregunta, pues, no es si va a sobrevivir la sala de cine, sino si habrá quien pueda detener su evolución.
Andy Warhol dijo aquello de ‘En el futuro, todo el mundo será famoso mundialmente durante quince minutos’. Parece, cada vez más, que estaba en lo cierto: todo y todos alcanzan la fama, pero fugazmente.
Y ahí es donde las salas de cine se apuntan el tanto. En un mundo en el que lo transitorio —la fama y casi todo lo demás— parece, paradójicamente, haberse vuelto permanente, los humanos y las audiencias no hemos cambiado tanto. Seguimos queriendo cosas sólidas, como esas huellas en el cemento o esos grandiosos hitos del cine, como el Teatro Chino, y siempre anhelaremos salirnos de lo ordinario para vivir, gracias a las películas, lo extraordinario. Sólo el cine puede darnos eso.