Por qué nos encantan los grandes acontecimientos.

Puede que lo hayas hecho cientos de veces antes, pero eso no significa que cada una de ellas sea más fácil que la anterior. Lo que no te deja dormir la primera vez suele seguir provocándote noches en vela.

Bienvenido al mundo de la alta repercusión mediática y de los eventos seguidos en todo el mundo; esos acontecimientos internacionales únicos en los que los riesgos son elevados y el prestigio, aunque bien recibido, es difícil de conseguir.

En Christie siempre hemos tenido debilidad por este tipo de acontecimientos. Cuando la industria del cine rinde homenaje a la excelencia artística en Cannes, Toronto o Londres, lo más probable es que Christie se encuentre allí aportando su granito de arena, al igual que también nos atraen los acontecimientos deportivos importantes que prevén competiciones entre héroes del deporte o que anuncian que una Expo ha dado comienzo.

¿Esta participación hace que Christie obtenga un papel más destacado? Por supuesto. ¿Lo haríamos incluso si esto no sucediera? La verdad es que probablemente sí. Existe algo cautivador en el hecho de formar parte de un acontecimiento en el que lo mejor de tu sector queda de manifiesto. Es cierto que algunas veces puede que se nos suba a la cabeza, pero llevamos tanto tiempo en esto que en seguida esta sensación desaparece. Sin embargo, lo que nunca desaparece son los conocimientos que adquirimos al trabajar con los mejores del sector.

En 2019, tal y como lleva sucediendo los últimos 13 años y que ya se ha convertido en una tradición, estuvimos en Cannes proporcionando nuestras proyecciones y trabajando hombro con hombro con los técnicos de CST (Commission Supérieure Technique de l’Image et du Son). La experiencia que han adquirido gracias al trabajo a destajo que realizan no se puede abarcar ni absorber con tan solo una conversación. Además, es la organización del propio Festival quien escoge a los operadores en las salas de proyecciones de Cannes, así que siempre hay mucho que ver y aprender.

Sucede lo mismo en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF, por sus siglas en inglés), donde nos pasamos al menos un día en cada uno de los seis recintos haciendo nuestra parte, alineando y equilibrando el color mientras prestamos gran atención a cómo funciona exactamente cada cabina de proyección a la hora de la verdad. También estuvimos en el Festival de Cine de Londres de 2019, en donde, por primera vez, cada recinto estuvo iluminado con láser RGB. No existe una manera mejor de comprobar cómo el duro trabajo en los laboratorios y durante la fabricación y el diseño se materializan bajo las exhaustivas y exigentes condiciones de un acontecimiento internacional.

Innovación y fiabilidad a partes iguales

Se dice que el verdadero valor de los deportes de motor es que exige innovación y fiabilidad a partes iguales. El coche más rápido puede quedar el último si es demasiado frágil para soportar las condiciones de la carrera hasta el final. En acontecimientos como las Expos y los grandes eventos multideportivos podemos comprobar que sucede lo mismo. Es una oportunidad de brillar y mostrar al mundo de lo que es capaz la industria audiovisual: hacer posible lo imposible y demostrar que todo el trabajo realizado da sus frutos.

Para empezar, tanto el presupuesto como la predisposición a asumir riesgos en este tipo de megaeventos son un poquito más elevados. Puedes estar seguro de que todo el mundo, desde el equipo, pasando por los proveedores de contenido, hasta los organizadores, van a entregarse al 100 %. No importa si es en Vancouver, Pekín o Dubái en 2020, todos quieren superar lo que ya se ha hecho y el mundo quiere ver cómo lo consiguen.

Christie continuará con su tradición de involucrarse en acontecimientos importantes cuando y como sea posible. No, no es solo por el prestigio, y por supuesto no es por la planificación, las horas interminables y las eternas noches de preparación; es por el aprendizaje de valor incalculable obtenido durante el camino y por la experiencia positiva que se ofrece al público.