La industria audiovisual es un mosaico de habilidades, y así ha de mantenerse.
Nuestro sector es uno de los pocos que mezcla la iniciativa creativa con la capacidad técnica. Abre sus puertas a ingenieros con talento que tienen el mismo entusiasmo que tienen los mejores narradores. Por supuesto, la élite cuenta con un poquito de ambos campos.
Afortunadamente, el sector mantiene los pies en la tierra en lo que respecta a hacer que las pantallas, o las paredes de los edificios, muestren imágenes. Todo ello, reconociendo que las habilidades técnicas y artísticas necesarias, aunque se trate de especialidades, rara vez son mutuamente exclusivas.
Un acercamiento integral a la formación
Los educadores que forman a las nuevas generaciones son cada vez más conscientes de esta situación. En lugar de creer que los creadores no solo proporcionan “contenido”, de la misma forma que los técnicos no son simplemente quienes lo muestran, adoptan un enfoque más global y ajustado a la realidad. Esto ocurre, de forma más clara, en instituciones como MAGIC Spell Studios en el Rochester Institute of Technology (RIT), al oeste de Nueva York.
Ahí, Christie ayudó a equipar un nuevo edificio que aloja un entorno acústico de 650 metros cuadrados: el Teatro Wegmans, con 180 asientos. Este incluye el proyector láser Christie CP4325-RGB Christie Vive Audio y sonido Dolby Atmos®; salas de sonido y de corrección del color; laboratorios de desarrollo de medios de comunicación y de videojuegos; laboratorios de animación 2D y 3D; y una sala de RA/RV, así como oficinas y espacios para conferencias y otros actos académicos.
De forma reveladora, David Long, director de RIT MAGIC Center, dice: “todos los espacios son laboratorios vivientes, no son solo para los creadores que quieran mejorar su contenido, sino también para los técnicos e ingenieros que quieren tomar las riendas de la próxima ola tecnológica”. Long lo describe como un “ecosistema profesional en una universidad”.
Lo más seguro es que eso sea lo que el sector necesita mientras se prepara para una escasez de destrezas. Sí, esa actitud colaborativa y esas habilidades se pueden aprender en la práctica, como ocurría antes. Sin embargo, ¿no sería mejor si, desde el principio, se “programasen” en los candidatos?
También las competencias sociales
En el sitio web de la Escuela Nacional de Cine y Televisión (National Film and Television School) también podrás encontrar cursos sobre el negocio del cine, así como otros sobre sus aspectos más artísticos y técnicos. Con asignaturas sobre marketing, distribución, ventas y exposiciones como los que se incluyen en este Máster, se aprende a cómo convencer y agradar a la audiencia. En todos esos conceptos se fundamenta el cine, y la industria audiovisual debería tenerlo muy en cuenta, dado que son precisamente estas habilidades las que se echan en falta.
Aunque el marketing, las ventas y la administración se suelen ver como conocimientos trasmitibles, en sectores tan bien ensamblados como el audiovisual, con métodos de operación establecidos, no se puede ni garantizar ni esperar que estos conocimientos se transmitan rápida y adecuadamente. De hecho, hoy en día es difícil encontrar personal con instinto y esos impagables años de experiencia.
Y además, en un sector en el que existe una falta de destrezas técnicas, flagelarse porque no se tienen las suficientes habilidades comerciales es absurdo, ya que estas tampoco se adquieren de manera inmediata. Si no hay contenido o un técnico disponible para solucionar los problemas de iluminación o para configurar un panel LED, se llama demasiado la atención, y esto no suele gustar a los clientes. Es cierto que los efectos de un marketing o una administración deficientes se pueden esconder, pero, cuando saltan a la vista, siempre suele ser demasiado tarde para poder solucionarlos.