Un mundo, una sola historia
La historia universal de la cartografía de proyección
¿Qué monumentos se construirán, si lo hacen, cuando todo vuelva a la normalidad? ¿Los entenderán las futuras generaciones?
Ese es el problema con la historia: cuando la vives, comprendes su significado absoluto (así como los monumentos que le hacen referencia), pero, si no, únicamente serán otra construcción histórica, más o menos bonita, que los turistas tendrán que visitar.
Pero ahora está de moda la cartografía de proyección, que ya tiene muchos fans y que no solo tiene un gran potencial por su tamaño y espectacularidad, sino porque además explica la historia mucho mejor.
Para aquellos de nosotros a los que nos encanta la historia, pero también para aquellos que no distinguen una cota de malla de una casaca, esto nos supone un gran alivio. Significa que las historias y los lugares históricos de interés podrán volver a la vida de forma contextualizada, como seguramente les hubiera gustado que se recordara a las personas involucradas en cada caso. Y ya está demostrando que vale mucho la pena en muchos lugares del mundo.
Las ciudades del agua de China
Antes de que pudiéramos llegar conduciendo a cualquier sitio y de que las carreteras delimitaran la forma y estructura de nuestras ciudades, utilizar canales era una buena manera de comunicar diferentes puntos de una ciudad. Y, cuando el agua es más importante que las ruedas, nos encontramos ciudades tan fantásticas como Brujas, Venecia o las preciosas ciudades del agua de China. El casco antiguo de Nanxun, situada en la provincia Zhejiang, es uno de esos lugares que aún mantiene sus tranquilos y tradicionales canales desde hace casi 1400 años, Pero su historia, enraizada con el comercio de seda durante la dinastía Ming, ha continuado siendo igual de desconocida.
No obstante, ahora, y gracias al asociado comercial de Christie en China, Wincomn Technology, toda esa historia desconocida ha vuelto a la vida. En Baijianlou, también conocida como la “Fila de 100 casas”, la cartografía de proyección nos muestra la vida de los oriundos, carreras en barcos con forma de dragón y las ceremonias matrimoniales tradicionales del lugar de forma contextualizada y con un profundo respeto por la antigua arquitectura que esta zona nos ofrece. Esto mismo se hace patente en el Puente Tongjin, considerado un lugar de gran interés cultural y donde una vez las calles bullían con el trasiego del comercio de la seda, y en las que ahora los visitantes pueden, literalmente, navegar entre la historia.
Suria, el dios del Sol
Este tipo de cartografía de proyección y el control absoluto de la luz también funcionan a la hora de contar la historia del Templo del Sol de Konark, la Pagoda negra de la India. Dedicada al dios hindú del Sol, Suria, es un impresionante testamento de la fascinación humana por la luz construido alrededor de 1255 y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Aquí, al igual que en muchos otros lugar de relevancia cultural, es la naturaleza no intrusiva de la cartografía de proyección lo que permite la viabilidad del espectáculo: la Pagoda negra está situada en un complejo protegido con una zona de exclusión de 120 metros. Mejor que no intentéis acercaros más, y menos aún sin protección.
En una genial conexión a lo largo del tiempo, y en un ejercicio que probablemente solo se pueda llevar a cabo en la India, Himanshu Sabharwal, Director creativo del asociado comercial de Christie Tricolor India Schauspiel, conseguimos encontrar a los descendientes directos de los artistas que la decoraron originalmente hace 750 años, a los que empleó como sus creadores de contenido.
Con este tipo de proyectos, cada vez es más difícil no considerar a la cartografía de proyección más que un espectáculo de luz y sonido. Si su contenido se maneja con inteligencia e imaginación, se pueden lograr resultados extraordinarios y nunca antes conseguidos. Nos permite establecer conexiones con nuestro pasado compartido en todos aquellos lugares en los que la historia se forjó, y nos recuerda que tan solo vivimos en un mundo y que todos nosotros tenemos nuestro lugar en él.