¿No es hora de que los exhibidores comiencen a hacer streaming?
El streaming es el villano y va a suponer el fin de los cines: las salas estarán vacías y, al final, el único aforo que se completará será el de los sofás. Esa es la opinión más dogmática y pesimista que supone una preocupación común para los exhibidores de todo el mundo. Pero ¿qué pasaría si pudiésemos ofrecerles una nueva fuente de ingresos? Porque se puede hacer.
Desde tu cine a sus hogares
La nueva tecnología de streaming virtual de Christie aúna esa idea y se pone en el lugar de los exhibidores. ¿Qué pasaría si estos pudiesen reproducir contenido directamente en los hogares del público durante la distribución cinematográfica cuando nadie más puede hacerlo? ¿Y por qué no iban a hacerlo? ¿Por qué no iban a desbloquear esta fuente de ingresos y recoger los beneficios?
Pues bien, las barreras ya no son técnicas. La nueva tecnología de streaming de Christie permite que los exhibidores hagan exactamente eso de forma segura, beneficiosa y con un contenido de nivel de cine. Esto se traduce en que ya no hay excusas para que un cliente compre una entrada para una emisión y la vea desde el media block del exhibidor en la tranquilidad de sus hogares. Lo único que cambia es la ubicación.
La economía y la distribución de los beneficios del estudio funcionan igual. Todo lo que harían los exhibidores sería monetizar aún más el contenido que ya tienen derecho a mostrar, pero lo harían de una forma innovadora y virtual.
Una mayor venta de entradas
Si tú, como el sector, de verdad opinas que solo puedes obtener una experiencia cinematográfica completa en las salas de proyección, ni el streaming ni el no ir al cine cambiarán tu visión. Esta nueva plataforma tan esperada levantará cejas entre los adeptos al cine que solo las podrán volver a su sitio con una gran pantalla, sonido y experiencia. Pero si hay algo que el público quiere ver en la cartelera y no pueden ir al cine, no están seguros de hacerlo o no tienen con quién ir, o bien hay una tormenta o una pandemia, pueden verlo de igual forma.
La tecnología de streaming de Christie garantizará que se vendan esas entradas que antes no se vendían.
E incluso se venderán más entradas a mercados que tradicionalmente no proporcionaban contenido de cine, como colegios, clínicas, residencias y hospitales.
Es más, los datos tras las transacciones sobre quién compró qué, por qué y cuándo se mantienen en las manos de los exhibidores y en su software CRM. Su papel como creadores de contenido y de programas se ve magnificado.
¿Y qué hay de las palomitas?
¿Qué pasa con esos ingresos de concesión claves? Bueno, estamos en el comienzo y la manera en la que los exhibidores desarrollen esta tecnología dependerá, en gran medida, de sus necesidades. Pero que te traigan una pizza, entre otras cosas, gracias a una app ya no es una novedad. Quizás hay parte de ese negocio que ya ha salido del horno. O bien una asociación con nuevas empresas de comida que se atrevan a dar el paso. Se nos ocurren, por ejemplo, menús temáticos que acompañen a la película que se consuma.
Como hemos dicho, esto es solo el comienzo, y esta tecnología es nueva. Su uso y desarrollo concreto lo decidirán las personas que entienden mejor que nadie el negocio de sentar a las personas en asientos, sean cuales sean. Y, sin duda, esas personas son los exhibidores.