¿Quiere ayudar a domar el tráfico de Moscú? Tome el autobús.
Si quiere saber por qué el tráfico de Moscú es tan caótico, pregunte a un moscovita. Le dirá que la urbe tiene doce millones de habitantes, cuatro millones de automóviles registrados y más de 1.000 km2 de superficie. Amablemente, le explicará también que su ciudad es antigua, muy antigua, con una trama urbana que se remonta al año 1147, cuando las mulas, y no los Mercedes, eran las dueñas de la calle. Como en tantas otras capitales europeas, el tráfico en Moscú ha de luchar contra la historia. Y, hasta ahora, la historia siempre venció.
Para cambiar el curso de la historia, las autoridades encargadas del tráfico de la ciudad decidieron que había que capturar los datos de los 11.500 tranvías, autobuses y trolebuses de Moscú que, ahora, envían cada tres segundos información de localización al nuevo centro de gestión de tráfico, que recibe también datos de los 1.698 semáforos, 2.048 cámaras, 6.741 detectores y más de 100.000 aparcamientos de la ciudad, conformando una visión totalmente fiable y en tiempo real de la movilidad de la capital rusa.
Por primera vez los gestores del tráfico de la ciudad saben exactamente y al momento qué pasa en las arterias de Moscú gracias a un sistema que Maksim Liksutov, Jefe del Departamento de Transporte y Desarrollo de la Infraestructura Viaria, asegura que es el más avanzado de Europa.
Pero una cosa es recopilar datos, y otra bien distinta mostrarlos para gestionar los flujos de tráfico. Si todos esos tranvías, trolebuses y aparcamientos son los ojos y los oídos del sistema, el corazón está en el videowall de la sala de control. Ahí, los operadores, analistas, gestores, la policía de tráfico y los servicios de emergencia han de ser capaces de interpretar los datos y tomar decisiones en cuestión de segundos. De ahí la importancia de la claridad, un aspecto tan crucial como lograr unos niveles de resolución que no fatiguen a los operadores, ni siquiera al final de una larga guardia nocturna escrutando las oscuras calles de Moscú, aun más difíciles de ver bajo un manto de nieve.
Cuarenta cubos de vídeo Christie Entero HB de 67” proporcionan al videowall una resolución de 11.200 píxeles por 5.250, lo que da un total de 58,8 millones de píxeles. Y aunque sus 1.350 lúmenes hagan de estos cubos de proyección LED los más brillantes del mercado, las imágenes creadas por retroproyección DLP no cansan la vista, resultando muy sencillo ir ajustando el brillo a los cambios provocados por la luz o por las condiciones meteorológicas, nieve incluida.
Otros dos videowalls, uno en el centro de prensa y otro en el centro de crisis, emplean veinticuatro MicroTiles de Christie gestionados por un procesador Christie TVC-700. A su vez, un Christie Interactivity Kit convierte toda la pared en un sensor gigante. Los operadores pueden ahora indicar aquello que desean que se vea directamente en la pantalla, agilizando con ello extraordinariamente la comunicación de problemas o la explicación de ideas. ¿Hay que deshacer el embotellamiento en un cruce? No hay más que dibujar en la pantalla la solución al problema.
Pero para poner ese sistema en funcionamiento hacía falta algo más que instalar y enchufar unas pantallas. Paravan Technologies, partner local de Christie, trabajó en un primer momento con el integrador de sistemas Sitronics Cams para ayudar a los distintos equipos zonales a coordinar sus actividades, y luego mano a mano con Christie para dar con una solución minuciosamente diseñada que fuera operativa para el conjunto de la ciudad y para cada uno de sus doce millones de habitantes.
La pregunta es: ¿Mereció la pena tanto trabajo? Aunque el Centro de Gestión del Tráfico de Moscú trabaja todavía en modo de prueba, perfeccionando procedimientos, y aunque la coordinación externa no ha alcanzado aún toda su operatividad, el sistema ha tenido ya un impacto significativo: en los lugares que han incorporado tecnología de cámaras y vídeo el número de incidentes de tráfico ha caído en un 17,5%.
Nos cuentan que los moscovitas consideran corto un trayecto de una hora para llegar al trabajo, que una hora y media es la duración normal, y que sólo hablan y se quejan del viaje cuando dura dos o más horas. Es muy posible que también eso sea muy pronto historia…