Léenos los labios: la calidad de los subtítulos ha mejorado

Ya lo dicen los buenos script doctors: “más acciones y menos palabras”. Las películas son la reivindicación de ello. De hecho, muchísimas técnicas de encuadre que se usan hoy en día se han desarrollado en la época del cine mudo, cuando no había diálogos, solo imágenes.

Todo el mundo entendía las películas mudas en aquella época, desde Los Ángeles hasta Laos, ya que eran una ventana hacia otras culturas que se cerró cuando los diálogos se hicieron un hueco en el sector.

Se abre una ventana

Es posible que esa ventana se abra de nuevo, no solo gracias a los avances tecnológicos, si no también a los cambios culturales del mundo, en concreto en los lugares angloparlantes.

Aunque películas como Amélie y Roma hayan tenido éxito en esos lugares, los filmes subtitulados se enfrentan a obstáculos para llegar al público medio. Las buenas audiencias se pierden por el camino, en especial las que hablan inglés, ya que se resisten a “leer” a la vez que ven la película.

Sin embargo, en muchos otros sitios del mundo no existe ese problema. En ellos, el público ha crecido viendo las películas en el principal idioma de su región, pero subtituladas en otro. No hablan ninguna de los dos en casa, pero entienden uno de ellos.

Una visión más amplia

Aunque no lo creas, se ha abierto casi del todo la ventana hacia las películas de habla no inglesa subtituladas, porque lo demás se ha cerrado en banda. Al estar en casa, el público angloparlante se ha visto en la necesidad de encontrar más películas y se ha atrevido con más géneros. Las ocho horas de una película de noir nórdico subtitulada se convirtieron en la estrella. Esa audiencia tuvo que ampliar su red y, al hacerlo, descubrió que los subtítulos no estaban tan mal y que muchas películas que los tienen son buenas. Bastante buenas. Dignas de un Oscar, de hecho.

Solamente tienes que ver una película con buenos subtítulos para darte cuenta de que estos no estropean la diversión. Son esa ventana que se abre para que conozcas otras cosas, revelando, así, historias que no son el reciclaje de estilos culturalmente diferentes tanto en la narrativa como en el ritmo. Resultan familiares, pero son diferentes, por lo que te capturan y te hacen olvidar que el idioma en el que se desarrollan no es tu lengua materna.

Fáciles de ver

¿Y qué hay de las críticas sobre la labor de los subtítulos? En el pasado podrían haber sido ciertas, pero cualquier tipógrafo de la vieja usanza te contará que la clave para la legibilidad es la resolución y el contraste: letras en color negro contrastadas con el fondo blanco.

Durante mucho tiempo, el sector del cine no era capaz de lograrlo: la resolución era baja, el contraste insuficiente y leer la pantalla parecía más un obstáculo que una facilidad. La proyección de láser puro RGB cambia este paradigma. Aunque no se haya diseñado para facilitar la lectura de las letras en la pantalla, cumple esa misión y marca la diferencia para el público. De hecho, la demostración más clara de las capacidades de la proyección de láser puro RGB son esas letras tan bien definidas sobre un fondo marcado.

Es posible que el momento de triunfar haya llegado para esas películas, esas grandes películas que no tuvieron el reconocimiento que se merecían solo porque no estaban rodadas en inglés y que, de esta forma, los horizontes culturales tanto del público como del cine se expandan como nunca lo han hecho.

Eso se traduce en algo muy bueno en cada idioma.