Láseres sin puntería
Damos en la diana del proyector láser con David Kiers, director senior de ingeniería de Christie
David Kiers nos cuenta que hubo un problema con los primeros láseres de estado sólido. El problema era tal que hubiera podido acabar con un equipo ingeniería de proyección que hubiera sido menos cabezota. Los primeros láseres de estado sólido no eran precisos. La luz podía ser pura, consistente y potente, pero nadie sabía dónde iba a acabar.
Al intentar colocar cientos de pequeños láseres en un solo conjunto, tal y como hicieron David Kiers y su equipo, se toparon con un problema que pudieron resolver tras alinear láseres individuales, de forma muy meticulosa, con robots y gotitas de pegamento. Fue un proceso agotador y una señal clara de que el equipo de ingenieros estaba convencido del futuro de la iluminación láser. Sabían que, si superaban los obstáculos, los avances técnicos iban a ser increíbles.
Mucho tiempo invertido
Cuando hablas con David Kiers te das cuenta de que el éxito de los proyectores láser actuales, mucho más potentes que aquellos, nació de la cantidad de horas invertidas en un momento en el que las materias primas eran inaccesibles. Ese fue su periodo de aprendizaje.
A pesar de que los dispositivos láser de hoy en día funcionan de una forma más predecible y toleran entornos más difíciles, las versiones pioneras no lo hacían. Fueron los grandes retos iniciales los que ayudaron a los ingenieros a construir mejores proyectores alimentados por iluminación láser. Es importante recordar que, al contrario de lo que ocurre con los componentes, no puedes comprar la experiencia a partir de un catálogo.
David y su equipo tuvieron que descubrir cómo combinar la luz de los láseres individuales dentro de un pequeño rectángulo de luz blanca y cómo mezclar luz roja, verde y azul a pesar de la refracción y el reflejo de la longitud de onda que, por lo general, funcionaban mal a muchos niveles. Tuvieron que descubrir cómo conseguirlo sin dejarse lúmenes por el camino ni desequilibrar el contraste de lentes complejas, réplicas de rutas o ruedas de fósforo.
Una bendición y una maldición
Pero David también defiende que estas variaciones eran una bendición y una maldición al mismo tiempo. “Con las lámparas no había tantos diales que manejar y la variabilidad era mucho más fácil de entender, pero el nivel de control era, como consecuencia, menor. Los láseres cada vez nos dan más niveles de libertad. Todo el proceso anterior ha sido una práctica sobre cómo usar bien esa libertad”.
Y, según él, todo ello se ha traducido en un mayor uso del software.
“Con tantas variables, es inevitable que el software y la electrónica jueguen un papel más importante, de modo que ahora es viable que la fuente de luz pueda reaccionar por sí misma al contenido que se muestra, lo cual era impensable con las lámparas. Con el láser, la electrónica se encarga de todo y, en muchos aspectos, se parece mucho a la forma sofisticada con la que gestionamos nuestros canales de vídeo”.
La creación de un proyector láser práctico con una proyección de láser puro RGB de este calibre no ha sido una tarea fácil, pero David ya tiene nuevos retos en el horizonte: “gracias al conocimiento que ya poseemos, nos encontramos en una posición envidiable para poder seguir construyendo sobre lo que ya tenemos de forma rápida y con gran fiabilidad. Ahora sostenemos las riendas, así que estamos en una situación privilegiada”.
Ahora podemos conseguir cosas que nunca habríamos soñado gracias a la proyección y, como contamos con soñadores tan prácticos como David Kiers, podemos conseguir lo que nos propongamos. ¿Te interesa todo esto? Conoce más sobre la proyección láser.