Sentimos la luz. Sahara Benelux, productores todoterreno
Este tipo de cosas no son fijas. A veces, los productores pasan a ser el centro de atención, los protagonistas en el escenario. ¿Qué hacen cuando todo el mundo les mira? Pues hacen lo que Sahara Benelux hizo: actuar.
GLOW Eindhoven
Desde 2017, la distribuidora audiovisual Sahara Benelux participa en GLOW Eindhoven, una exposición anual de arte de luz en la ciudad de Eindhoven, Países Bajos, haciendo su magia entre bastidores y permitiendo que los artistas de la luz conviertan este evento en uno de los festivales de luz más importantes de Europa. Tal y como explica Ronald Ramakers, director de GLOW, “el festival GLOW Eindhoven de 2021 fue el más grande de todos los tiempos, pudimos disfrutar de 35 artistas de luz nacionales e internacionales que crearon algunas de las exposiciones más inspiradoras e innovadoras que se hayan visto en este espectáculo”.
Como siempre, Sahara preveía prestar el equipo y conocimiento técnicos, quedarse entre bambalinas y disfrutar del espectáculo.
Sin embargo, se eligió el propio almacén de Sahara para un excéntrico mapping de proyección con el cual, al menos esta vez, no iban a poder esconderse. Y menudo edificio se eligió, porque Sahara Benelux tiene su sede en la vieja fábrica de bombillas de Philips, una obra de arte arquitectónico remodelada, ubicada en el área tecnológica de Eindhoven. Sahara no es el único ocupante, pero, probablemente, sí es el único que tiene la iluminación en su ADN, tal y como les pasaba a los inquilinos originales.
50.000 ladrillos
El artista también era local: Dirk Van Poppel se presentaba a las sesiones informativas y, si Sahara Benelux necesitaba medidas, solo había que salir de la oficina. Este trabajo, si bien no iba a ser simple, al menos iba a resultar conveniente. De hecho, mucho más conveniente que uno de los proyectos de GLOW del año pasado que tuvo lugar en una iglesia llamada Domus Dela. En él, el artista francés Yann Nguema diseñó al milímetro cada piedra, cada una de las 50.000, para que así sus proyecciones se pudieran mimetizar a la perfección con la realidad.
Pero, por el qué dirán, trabajar tan cerca de “su casa” también les exigía ofrecer un gran desempeño. Para empezar, el plan de Dirk Van Poppel fue convertir la fábrica de bombillas de Philips en un diorama gracias a un mapping de proyección en cada una de las cuatro fachadas para que la audiencia pudiese caminar alrededor del edificio. Además, se planificó una aplicación de realidad virtual que los asistentes de GLOW podían utilizar para escanear un código QR en sus teléfonos y que se les llevase, de este modo, al interior del edificio y del contenido. Impávidos, los tímidos trabajadores de Sahara Benelux hicieron lo que cualquier profesional audiovisual con amor propio hubiera hecho: sacar sus mejores sonrisas Zoom y, con un poco de ayuda de Christie® Alemania, montaron un espectáculo que Eindhoven nunca olvidaría.
Cuando empezó a anochecer y la gente se amontonó tanto fuera del almacén de Sahara Benelux como de la Catedral Domus Dela, se pudo ver un ejemplo excepcional de lo que el sector audiovisual es capaz de dominar: una mezcla de tecnología y arte que pudo transformar un edificio histórico en algo nuevo y mágico. Entre bastidores se encontraba deambulando el cansado equipo que diseñó el espectáculo. Estaban contentos de que su propio almacén fuese un magnífico protagonista, pero les ponía aún más felices volver al anonimato. Echa un vistazo al vídeo.