Sepa cómo AJAR-tec, Christie y Heathrow trabajan para que tengamos un vuelo aburrido (y por qué eso no es precisamente malo)

La mesa plegada, el móvil en modo avión, las instrucciones de seguridad escuchadas educadamente pero totalmente ignoradas… Un vuelo más y varias horas de aburrimiento por delante. Sin embargo, lo que hay detrás de ese viaje es todo menos aburrido…

Previsto, monitorizado y planeado

Porque, en la sombra, los Centros de Operaciones Aeroportuarias de Europa han previsto, monitorizado y planeado todo lo concerniente a su vuelo: el impacto de su llegada ha sido medido; la congestión de las carreteras previas a su salida y a su llegada, estimada; la probabilidad de retrasos imprevistos, contemplada; y las posibles incidencias por mal tiempo, pérdida de pasaportes o niños extraviados, consideradas.

El transporte aéreo consiste hoy, precisamente, en hacer que una actividad que en sí misma es impredecible se vuelva lo más predecible posible. Volar se ha vuelto aburrido porque alguien ha trabajado con empeño para que así sea.

El centro neurálgico de los aeropuertos

Esa labor de control requiere una enorme red internacional e interconectada, formada por los Centros de Operaciones Aeroportuarias de los grandes aeropuertos. Todos esos centros forman parte del SESAR, el proyecto de sistema unificado de gestión del tráfico aéreo europeo. Los Centros de Operaciones están para algo más que para controlar emergencias: actúan como centros de información del aeropuerto, gestionando flujos constantes de información y absorbiendo, analizando y reenviando datos a todo aquel que los necesite.

Heathrow gana un Centro de Operaciones. Londres, un nuevo barrio

En el Aeropuerto de Heathrow de Londres, la empresa AJAR-tec, especialista en integración de sistemas y partner de Christie, ha estado recientemente trabajando para poner a punto un Centro de Operaciones Aeroportuarias totalmente nuevo. El proyecto, dirigido por Capgemini, concentra en un nuevo “barrio” los centros de control ya existentes, cada uno especializado en una tarea diferente. Pero el éxito no reside en esa centralización, sino en la distribución: en la posibilidad que ahora existe de remitir —con sólo pulsar un botón y gracias a 48 nodos Christie Phoenix— inteligencia visual directamente a quien la precisa y justo cuando se precisa.

Es la capacidad de Christie Phoenix para codificar y descodificar las señales —de alto detalle— de vídeo y datos a través de la infraestructura IP diseñada por AJAR-tec lo que hace posible mover esa cantidad ingente de información en tiempo real, asegurando que el personal de tierra conozca al instante la ubicación de cada avión, pero también que las tiendas puedan acomodar su plantilla al número de viajeros que se prevé embarquen o desembarquen, o que un camión accidentado a 80 kilómetros en plena autopista no pueda ya provocar nervios de última hora en las colas de facturación.

Porque todos quienes debían conocer esa información, ya la conocen.

En caso de mal tiempo, apriete el botón

Se trata de un sistema tan flexible que AJAR-tec ha introducido botones específicos, como el botón de “nieve”, que al pulsarse, y antes de que caiga el primer copo, genera un conjunto determinado de pantallas que llevan la información visual allá donde es más necesaria. Y como además de un nodo de transportes Heathrow es un centro comercial de primera magnitud (el aeropuerto vende 974 toneladas de patatas fritas al año), el aviso de nieve hará que, a la vez que los conductores de los quitanieves se calzan las botas, los restaurantes añadan, por poner un ejemplo, sopa caliente a sus menús.

Noventa y ocho fuentes de información básicas

Sólo en Heathrow son noventa y ocho las fuentes de información básicas que hay que analizar para su envío a equipos de especialistas en ubicaciones remotas. Una información que va desde el tipo de viento dominante a la cantidad de empleados de facturación de que se dispone en cada momento, pasando por la congestión de las autopistas circundantes. Es obvio que una sola sala de control central no bastaría para gestionar todas esas fuentes, sobre todo cuando la zona a cubrir —el aeropuerto— es de 12,2 km2, acoge cada año a setenta y tres millones de pasajeros y da empleo, in situ, a 76.000 personas.

De ahí el protagonismo de Christie Phoenix en los planes de AJAR. Un protagonismo debido, principalmente, a su facilidad para distribuir información vía IP a cualquier lugar —desde paredes de salas de control de múltiples monitores a un único PC en la mesa de un controlador de equipaje—, pero también a la modularidad que hace posible que el sistema se expanda conforme lo hacen las necesidades. Es así como el Christie Phoenix mantiene toda esa tranquilidad —ese aburrimiento— de pasajeros y carga en el aire, dejando el jaleo y la excitación en tierra firme.