Puy du Fou, el exitoso parque temático que rompe todas las reglas

Batallas, revueltas y Teatro en la Francia profunda

No, no estamos en Disneyland. No encontraremos aquí atracciones de feria ni personajes de dibujos animados, hay pocos finales felices y con bastante frecuencia los malos derrotan a los buenos. Estamos en Puy du Fou, un parque temático enormemente popular en Francia, que cuenta ya con tres premios Thea y que acaba de ganar el premio mondo*dr al resort mejor integrado.

Aunque no lo crean, es un parque temático

Estamos en un parque temático inusual, como inusuales fueron también sus comienzos. Puy du Fou, hoy una institución en Francia y un lugar que no hay que perderse, comenzó como un espacio de recreación histórica —básicamente amateur— en un castillo en ruinas del muy rural departamento de Vendée.

A la hora de hacer cosas, los habitantes de Vendée siempre fueron muy suyos. Para ser más precisos, sienten una sana aprensión hacia cualquiera que les diga lo que deben hacer o cómo lo deben hacer. De ahí que Puy du Fou siguiera su propio camino hacia el éxito, un éxito que debe más a los tableaux vivants medievales que ahí se representan que a ratones Mickey o cuentos de hadas.

Doce millones de visitantes

¡Y qué éxito! Desde aquel comienzo amateur en 1978, Puy de Fou se ha desarrollado hasta convertirse en un parque temático totalmente profesional que ha atraído ya a más de doce millones de visitantes, que han sido testigos del saqueo de una pacífica aldea a manos de unos despiadados vikingos o de cómo el amor sobrevivió a la Batalla de Verdún, en la I Guerra Mundial, o han participado en la edad de oro de Versalles. Todo vivo, todo a lo grande y todo, siempre, fascinante.

Le Dernier Panache, ganadora de un premio mondo*dr

¿Cómo se consigue, entonces, que producciones del máximo nivel, que cuentan ya con miles de actores y animales, se hagan con un premio mondo*dr? Pues creando Le Dernier Panache y contando la historia del General Charette, otro de esos tozudos nativos de Vendée, que se unió a la Revuelta de la Vendée contra la Revolución Francesa. Y haciéndolo en el Theatre des Geants, una sala giratoria diseñada expresamente para este espectáculo, con pantalla de 360º y 2.400 butacas. Y hasta construyendo siete escenarios diferentes, un navío de guerra de tamaño natural y un estanque de 60×18 metros, y poniendo a trabajar un total de doce proyectores Christie Boxer 4K30, ocho proyectando en la pantalla de 360o que rodea al público, y cuatro en los telones de fondo.

Cosmo AV, unos fieles colaboradores de Puy du Fou cuya veteranía en la proyección mapping quedó plenamente demostrada con su trabajo en la Torre Eiffel, crearon las imágenes y dirigieron la proyección, ayudando a poner en pie un grandioso montaje histórico panorámico que nunca se detiene ni defrauda. Imagine Les Misérables de Victor Hugo representado en un escenario mayor y a una escala superior: algo así es la experiencia de contemplar Le Dernier Panache.

Manteniendo el dramatismo

Esa es precisamente la genialidad de Puy du Fou: que no teme seguir sus propias reglas. Usa el relato igual que Victor Hugo. La grandiosidad de sus decorados nunca es gratuita. En Puy du Fou espectáculo, tecnología y proyección van de la mano, y a veces parecen desempeñar el papel de actores, manteniendo el dramatismo y evitando en todo momento que la atención se dirija hacia un efecto especial. Ellos son el elemento narrativo, y por eso funciona.

Le Dernier Panache es Teatro con mayúscula, lleno de significado, imprescindible y gozosamente rebelde. Y por raro que parezca, está en un parque temático.